Nuestra historia
Ese 24 de agosto algo ocurrió.
No sé si fue amor a primera vista, suerte o simplemente el destino.
No fue una noche más; sin saberlo, se transformó en el principio de una nueva vida.
Esa chica hermosa, que apenas conocía mi nombre, sin razón aparente me había escrito.
Ese primer mensaje lo cambió todo.
Confirmó que aquella noche no había sido solo una charla.
Fue necesaria una excusa para vernos.
En medio de la noche tomé tu mano y te llevé a la pista.
Comenzamos a bailar cuerpo a cuerpo y, sin darnos cuenta, terminamos enredados en un beso
que sería el inicio de todo.
Después de esa noche, nada fue igual.
Entre risas y besos nos fuimos enamorando, hasta que nació el primer “te quiero”.
Recuerdo las noches en el auto hasta el amanecer…
Los días juntos pasaban rápido y las semanas sin vernos, lentas.
Cualquier plan era especial, cualquier excusa era buena para verte.
Una cita para ver un eclipse fue el inicio de la idea más loca.
Desde ese día supe que tenía que compensar aquel eclipse con algo aún más especial:
una lluvia de estrellas.
La madrugada del 14 de diciembre fue la fecha elegida.
Bajo una lluvia de estrellas te haría una propuesta que sellaría nuestro amor.
Y desde esa madrugada, cada año celebramos bajo una lluvia de estrellas.
No para pedir deseos, sino para agradecer que el más importante ya se cumplió.
